Fragmento

Todo empezó el día que soñé con él. Yo no era más que una pobre campesina, a pesar de eso, todo el pueblo me miraba con admiración, y más de un extranjero había pretendido desposarme. Yo me negué a todos, y mi padre por algún extraño motivo que aun desconozco, siempre respetó mis deseos. Al igual que ser hermosa es un don, muy posiblemente se convierta en tu maldición, al menos ese fue mi caso. Pero lo importante es que aquel día se intuía en el aire la discordia de los dioses. El tiempo había estado cargado, se avecinaba tormenta. Cuando me envolvió el sueño aquella noche, en seguida quise despertar, quise correr de forma desesperada hacia el lado contrario. Grite en sueños pero nadie me escucho. Me encontraba rodeada de una espesa bruma, la presión atenazaba mi pecho, sentía que no podía respirar. Poco a poco caí en el sopor que trae el cansancio, mientras andaba dando tumbos. La niebla fue desapareciendo, dando paso a la inmensidad de un desierto de roca negra, que desembocaba en una colina serpenteante que coronaba con un oscuro castillo que prometía horribles pesadillas. Mis ojos lloraban mientras mis pies se negaban a parar. Me temblaban las manos, el miedo consumía mis pensamientos que se iban apagando lentamente. El caminar me sacó del sopor. Y según me acercaba vi que todo tenía más luz, e intuí en los murmullos del aire el batir del mar contra las rocas. Mi paso sosegado calmó mi corazón y pronto dejé de llorar para empezar a murmurar. Vinieron a mi mente extrañas canciones de mi niñez sin que yo las llamara. Así el murmullo dejo de ser un pobre eco para convertirse en un grito de libertad cantando tales canciones. A todo esto, acortaba la distancia al final de aquel páramo desierto, ya pocos metros me separaban de aquel atrayente lugar. A un paso todo se calmó. Ya no se oían las olas,  no se escuchaba el estrépito de la tormenta, y yo callé. El chirrido de la puerta al abrirse rompió el silencio mientras entraba en el interior de la fortaleza. Parecía olvidada, más aún se intuía su grandeza de antaño. Surcaba los pasillos y las salas, cuando entendí lo mucho que había ansiado llegar aquí en realidad, aunque no lo supiera. Mientras exploraba una de las hermosas salas, hallé mi reflejo en un antiguo cristal, y vi con asombro como la sala se empezaba a transformar. Se fue iluminando antorcha a antorcha, y miles de sombras comenzaron a bailar, poco a poco todo se fue definiendo y las sombras pasaron a ser fantasmas del pasado, riendo, danzando. La orquesta acabó su canción y otra nueva empezó con un cambio de parejas. Entre la locura uno me tomo en sus brazos y consiguió que me abandonara a la música hasta caer rendida a sus pies. En ese momento perdí de vista el antiguo cristal, y pensé que ya nada estaría igual, pues todo sería un sueño. Más al levantar la vista todo seguía ahí. Todos bailaban a mí alrededor, mientras yo no era consciente de nada. Un cosquilleo recorrió mi espalda, producto de una incitante mirada. Giré lentamente, notando su mirada, mientras mi estropeado vestido ondeaba a mí alrededor y los últimos cabellos que quedaban recogidos escapaban de mi peinado.
Solo entonces topé con su mirada. Oscura como la noche, pude ver las estrellas en ella. Conseguí apartar la vista de sus ojos y recorrer el resto de su rostro, mientras luchaba por respirar y a la vez calmar mi corazón. Él se acercó lentamente, como un depredador. Entonces tendió su mano ofreciéndomela. Pasados los segundos, yo no me moví, y él sonrió. Creyéndose derrotado dio media vuelta y partió lejos de mis brazos. Más mis pies por fin reaccionaron y se acercaron a él. Sin mirarme intuyó mi presencia y yo noté como sonreía. Una canción acabó, y la pista se fue despejando, estábamos parados, uno detrás del otro, pero él no se giró y yo no tenía palabras para hablar. Retrocedí hasta el centro de la pista y con un frágil movimiento de cabeza le pedí a la orquesta que volviera a tocar. Comencé a moverme lentamente al son de la música mientras él aún no se giraba. Cerré los ojos notando el suelo bajo mis pies, las notas movían mi cuerpo al son de la hermosa canción. Y al abrir los ojos observé atónita como aquel hermoso hombre se evaporaba, convirtiéndose en aire negro que surcó la sala hasta colocarse tras de mí, y volver a su cuerpo mortal. Cogiéndome de una mano y posó la otra en mi cadera, guiándome así en aquella melodía, sonriendo ante mi incredulidad. Pero poco a poco fui cayendo en el sopor de nuevo. Esta vez, él me enseñó nuestra historia. Nos vi en diversas vidas, en diversas formas. Él y yo juntos y separados hasta el final de los días. Antaño fuimos dioses venerados, pero no los únicos. Sobre nuestro amor cayó una maldición, y fuimos separados hasta que algo más grande que el propio azar consiguiera borrar la condena. Vi cómo caía una y otra vez en sus brazos y cómo siempre los destinos nos separaban. Mi hermosura solía desatar la locura de los hombres, que siempre me separaban de mi amor. La valentía de él solía llevarlo a la muerte sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo. Cuando acabó la canción y nos detuvimos mis ojos estaban encharcados de lágrimas por contemplar la muerte de nuestro amor tantas veces. Me giré para contemplar como él sonreía.
-Por fin te vuelvo a ver- susurró mientras acariciaba mi rostro.
Entonces todos los sentimientos volvieron a florecer en mi interior, recordé lo que era sentirse viva, lo que era estar entre sus brazos. Supe que por él los había rechazado a todos. Me deje llevar por sus caricias, mientras las lágrimas se secaban y mis ojos volvían a brillar. Extendí mi mano hacía su faz y acaricié sus bellas facciones de dios.
-Vuelves a ser tú- murmuré para mis adentros, recordando la primera vez que le vi.
-Siempre que te he amado he sido yo-repuso mientras me  atrapaba entre sus brazos.
Levante la cabeza y le mire a los ojos a la par que entrelazaba mis dedos en su cabello y acercaba el rostro para besarle, pero entonces él me detuvo.
-Debes despertar-repuso él con una sonrisa a medias.
Mi corazón se rompió en pedazos al creer que lo perdería de nuevo.
-No quiero irme; no quiero perderte otra vez.
Me abrazó fuertemente contra su pecho.
-No lo harás.
Todo se torno negro y entonces… desperté. 

1 comentario:

  1. me ha encantado!! de verdad. si sigues así vas a llegar muy alto^^
    Fdo:Tamara-nos leemos ^^ XD

    ResponderEliminar