Telarañas

Solo un techo de humo inundado del amargo olor del tabaco cubre mi cabeza, esconde mi rostro. Poco a poco mis pulmones inhalan el veneno, mi cuerpo se vuelve cenizas, cenizas que se vuelan por culpa del frío viento que congela mi alma. Soy extraña en mi propia casa, ¿casa o prisión? Es lo mismo, el nombre no cambia la sensación.