Ganas de llorar

Todo es confuso. Mis piernas no pueden parar de moverse, me como las uñas y miro anhelante. ¿Quién será? ¿Qué pasará? Noto una curiosa melodía en mi pecho, es rítmica y veloz. Noto una nube de vapor trasparente que entra y sale de mis pulmones. Miro a todos lados, y en medio de la oscuridad veo rostros, rostros que no parecen estar inquietos. Me cogen la mano, y al girarme veo una sonriente cara que me dice que todo estará bien, que para ellos siempre seré la mejor. Intento serenarme, de verdad que lo intento, pero todo es inútil.
Llegó el momento. Los segundos pasan, y noto como la melodía se detiene. Vuelve a comenzar, pero ahora es lenta y pausada, simple, casi parece que hubiera parado para que pudiera oír sin su ensordecedora percusión. Pero no soy yo. Ni la siguiente. Y a cada minuto no puedo más. Entonces todo acaba. Y se que tenía razón. Me quedo allí, sentada sin poder levantarme. Mi corazón ya es apenas un ligero susurro en mi memoria. Me dicen que da igual, que no importa. Pero yo se que no es verdad. Creen que lloro, y no saben cuanto me gustaría hacerlo. Noto la familiar presión tras los húmedos ojos, y la quemazón que lo acompaña. Pero no lo permito, no permito que nadie me vea llorar. Así que me armo de valor y sigo a la multitud. Ando y veo caras conocidas, todas me saludan y dicen que porque no participe este año. Mi ojos deben reflejar dolor mientras digo que si lo hice, pero no espero respuesta, sigo mi camino. Estoy sola y me pregunto porque, porque aveces se gana y aveces se pierde. Porque cuando no lo deseas con todas tu fuerzas lo consigues, y cuando lo necesitas se queda todo como un sueño lejano. 
Sigo andando, y en medio de mis pensamientos, choco contra él. Ve mis ojos llorosos y su rostro se torna de dolor. Aparta mi pelo con delicadeza y lo engancha tras mi oreja. Me pierdo en su mirada y ya nada tiene sentido, ahora es todo incluso peor, no lo entiendo. Solo podía pensar en otro sueño desquebrajado. Me abraza y yo me aferro a su camisa como si fuera mi salvavidas. Todo me importa un poco menos. Me suelta y deposita un tierno beso en mi mejilla, tras eso se aleja de mi, dejándome con los ojos cerrados en medio de la calle, y pensando que tengo que ir a escribir a algún rincón.

2 comentarios:

  1. a veces nos sentimos asi
    y es una de las peores cossas
    sin embargo en esos momentos si es que tenemos a la persona indicada a nuestro lado
    nada se siente tan mal a que si estamos solos....


    saludos! cami

    ResponderEliminar
  2. ME ENCANTO. de verdad tu entrada llego a tocarme. te sigo :)

    si puedes pásate por mi blog

    http://unasolapersona.blogspot.com/

    ResponderEliminar